A las 11,00 como ya es costumbre, nos hicimos: Chano (64), Miguel (53), Julio (13/14), Pedro (11) y un servidor (64,5), a la carretera, para a las 11,30 iniciar nuestro ascenso, como Jesús y los suyos al Monte del Tabor, donde la transfiguración, pertrechados de sendos palos, que hicieran de tercer pie, mochila con comida y agua y adentrándonos, hasta el Arco del Coronadero, para desde allí ver las casi treinta torretas, que seguro los guanches, levantaban a distintos héroes, por acciones meritorias y recordar así sus memorias. Pero la marcha debía seguir hasta una casa-cueva guanche, donde almorzamos ya las 14,00 pasadas, y seguir hasta nuevas casas-cuevas, que asombraban por los restos de cerámica, la brea de todas, con distintos pisos escalonados, pared frontal y corral que rayan la perfección en su construcción, pero nos quedaba todavía la perla: aquella casa a altura de techo a dos aguas, superior a la altura de los dos metros, con brazos cruciformes, y fondo redondeado, y el círculo alrededor de la casa..., y regreso, después, de andar siete horas por lomas que guardan la agricultura muerta de tiempos pasados, donde los guanches eran aquellos pastores, que encajonando por el Barranco Hondo, y por cebo el ganado para los hambrientos castellanos, les caían piedras cuando venían a por ellos, que los hacían huir, si es que alcanzaban a coger las de Villa Diego, si antes no dejaban atrás sus vidas, y dando la posibilidad -con ello- de disfrazarse los guanches de castellanos y corriendo éstos de otros que iban detrás, llevando parte del ganado delante y seguido de otros guanches sin disfrazar, les abrieron las puertas del fuerte, cerca de Gando, donde los disfrazados dieron muerte a cuantos esperaban el botín de la salida, y que mandaron al otro mundo a todos menos a uno, que cojo, se hizo al agua o en ella estaba y desde allí en barquilla, pudo ser testigo único y que lo contaría... Un mundo de cuevas, de restos, de casas, de tanto y tanto de nuestra historia, que fue jalonando toda la marcha. Pero, si esta semana fue interesante, la próxima cuenta ya con varios candidatos y candidatas, para entrar en el subsuelo, y perdernos en construcciones bajo tierra de difícil entrada, por ser puerta escondida o agujero que nos dará entrada en un poblado dentro de la tierra, con sorpresas inimaginables, y que nos hará sentirnos más canarios con nuestro pasado, nuestra tradición, nuestra cultura...
El Padre Báez.
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