Me refiero a los guanches. Los que acompañan a un servidor -cada vez más- descubren las maravillas de nuestros ancestros, los guanches. Sus obras rayan la perfección, y más si nos referimos a las casas (o cuevas). No cabe la menor duda, se trata de unos refinados arquitectos. No se aprecia el menor error o fallo de cálculo, de nivel, de proporción, de simetría... Si de piedras, las casas nos muestran unas paredes tan verticales y compactas, que entre piedra y piedra, no pasa un hilo, ni un hojilla de afeitar. Pero no en algunas, sino en todas. Lo cual, tiene un mensaje: No se hacía una casa, antes del siglo XV, que no estuviera supervisada, por un “arquitecto”, seguida de “aparejadores”, “maestros”, “peones”, etc. Todo ello, nos habla de una profesión donde cada uno ejercía su cargo u oficio. Pero, la cosa debía ir más allá, como podían ser los canteros, o pedreros, los transportadores del material, los selectores, los artífices, los que vigilaban y hacían la obra, siguiendo un patrón, que se repite en todas las casas, si bien hay excepciones en cuanto a su forma, predominando con creces las cruciformes -como hemos visto, y vemos cada vez que salimos de paseo arqueológico, cada Domingo-. Y, todavía, se puede concluir algo más. Estamos, ante una sociedad perfectamente organizada, donde cada uno ejercía su profesión, bien diferenciada, lo cual nos habla de una organización y distribución del trabajo u oficios, que nos asombra, si por ejemplo, como nos sucede, cuando encontramos algo de obsidiana, que es transportada en una red cual hoy haría cualquier producto, que sale de una fábrica, cuya materia antes es recolectado, y luego distribuido.
Quiero por tanto decir, que aquellos que fueron tenido por salvajes -y de los que “Le Canarien” dice “... ser los más inteligentes del mudo...”-, nos dejaron obras que compiten con las clásicas de los griegos, romanos y otros, sin merma del valor a la hora de compararlas, ganando con creces los guanches. Eran unos expertos constructores, y evidencian tener una organización y planificación tal, que nadie hacía una casa a su aire, saltándose normas, que se mantienen casi dos siglos, ates de la llegada de los intrusos, que no supieron valorar arte tan valioso, y en esa misma circunstancias, nos mantenemos. Para paliar esa gran deficiencia, nuestra labor semanal, es ir visitando, comentando, encontrando, explicando, comprobando, etc., cuanto aquí se resume, dado que si alguien quisiera ahondar en el tema, en su día un servidor publicó el libro“Arquitectura Guanche”, único en su género y que en sus 250 páginas amplío, lo que aquí no es ni siquiera un somero esquema o resumen (el libro va sin ilustración, fue impreso en Canarias, editado en el 2008, por la Editorial Independiente de Canarias. El prólogo lo hizo el psicólogo David Fajardo Rodríguez, pero... “¡no vine a hablar de mi libro!”
El Padre Báez.
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