viernes, 10 de febrero de 2012

Mirada furtiva a la realidad (por el Padre Báez)

Flaco servicio se hace a la preocupación ecológica, cuando desaparecen especies animales y vegetales, por una política equivocada de protección y defensa, que consigue todo el efecto contrario al que persiguen.


No tenemos -para nuestra mayor desgracia- un desarrollo sostenible, y si nos sostenemos es gracias a las constantes y continuas importaciones; de lo contrario, moriríamos de hambre (o nos comeríamos unos a otros).

Con la crisis a cuestas que tenemos, se pone en duda sea válida la vuelta al campo, como única salida para crecer y desarrollarnos, teniendo como objetivo la sola y equivocada protección al medio ambiente.

Todo lo anterior, sin tener en cuenta el compromiso de los que lo hacen por su tierra: un mundo sostenible, para una generación actual, que desconoce la trayectoria de nuestra Historia, que pasa por el sector primario.

Tenemos una lista enorme de denuncias costosísimas por minucias, que repliegan a los verdaderos artífices del progreso; y solo tenemos lugares y espacios prohibidos, que hacen daños por absurdo al medio.

Un mundo mejor en estas islas es posible, y no es un sueño, que desaparezcan: el hambre, la pobreza, el paro..., si se rinden a la evidencia: la tierra y sus animales, nos dan la comida y trabajo, dignidad y alegría.

Si miramos al futuro: ¿qué futuro nos aguarda de seguir así, sin dar marcha atrás, y pasar al cultivo de la tierra y la atención de animales?, ¿qué otra salida nos queda salvo la de tener que salir, para cultivar otras tierras?

De no salir -y a este paso- nos veremos “trabajando” en los vertederos, donde toneladas de basura, pueden ser la despensa para una sociedad paupérrima, que rebusca entre la mierda, algo que llevarse a la boca.

Afectados por la sequía, poco agua o ninguna para el riego de ningún cultivo, porque solo se riega abundantemente el césped de los campos de golf, y corre a raudales en las duchas de los hoteles donde los turistas.

Y siguen con ese antiguo dios del turismo, que nos mete en este infierno, sin que para ellos haya evolucionado una arquitectura y un urbanismo decadente que los acoge, mientras dure lo del El Cairo.

El Padre Báez.

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