... que uno es del campo, y que sobrepasa los sesentas con creces es evidente, y no lo oculto; precisamente, eso me avala como conocedor de lo que digo. Conozco la situación, a la que hemos llegado. Y, a nadie se le esconde es mi pasión: que el motor de la economía, no es otro sino el sector primario. Es, la fuerza de la vida. Es, el trabajo, en el que siempre hay cosas que hacer, sin lugar al paro. Casi, no te permite vacaciones; aunque el que vive en el campo, lo hace de tal manera, que ni las necesita, ni echa de menos, porque está tan bien donde está, que no piensa moverse de allí. Realmente, es una vida agradable, en un paisaje idílico, y es la esencia de la identidad, entre flores y plantas, entre terrazas y laderas, bregando con sus animales.
Parados por la gran crisis, se debiera repensar el volver al campo, cuanto antes, para salir de la misma. Cierto, que lentamente, se nota una paulatina vuelta a la tierra, si bien sorteando muchísimas trabas ambientales, que obstaculizan la actividad agrícola y ganadera con toda normalidad, apartándola de sus cánones y principios, cayendo en el absurdo y en el peor de los ridículos, que no son de reseñar, al estar en la mente de todos. Y este proceso, es muy importante, porque habrá trabajo y comida de sobra, justo lo que estamos necesitando y pidiendo a gritos.
Y hay tanto que hacer en el campo, que no se sabría ni por dónde empezar. Los economistas y los políticos, no quieren ver la solución está en el campo, y siguen cómplices, empeorando la situación a todos los niveles (económico, laboral, social, moral, etc.). Cada vez la gente vive peor y a peor que va la cosa, sin que retornen a la solución y salvación. Con el cuento de que esto es mundial, cuando no nacional o continental, se escudan en eso, para no dar indicaciones claras sobre la salida de la crisis, sino con números y porcentajes, con promesas y falsas esperanzas, pero tumbados esperando ayudas, sin ayudarse o dejar ayudarnos. Hay además, una cuestión ética de trasfondo, y no soy el único, el que ve junto con la crisis económica la de los: valores, principios, moral (o ética). Pues, lo malo es, que no saben qué hacer, ni dónde está lo bueno y lo malo (lo que está mal o bien).
La política, que debiera ser -vigilante- la luz que señale la salida del túnel, nos mete cada vez más en él, y cada vez, más oscuro. Y la cuestión es, que estamos -o nos tienen- perdidos. Parece, la política ha claudicado de su tarea primordial: fomentar el trabajo, llana y simplemente indicando y señalando la tierra.
El Padre Báez.
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