lunes, 13 de febrero de 2012

POPURRÍ 144 (minicomentarios del Padre Báez)

Sobre mi tesis (144):

Refiriéndose a Santo Toribio de Mogrovejo, cuenta el siguiente episodio el cronista Montesinos: “Entre otras cosas le dijo el Padre Piñas (sic) de la Compañía que no ordenase su Señoría mestizos (con ocasión de cierto sacrilegio cometido por uno). Espantóse el Arzobispo y dijo que no ordenaría a ninguno si lo mandase el Pontífice” (Anales del Perú, año de 1581 –citado por el Padre Bayle, 1.c., 528, nº 50-. Esto en 1581..., es el mismo hecho y las mismas consecuencias que las expuestas al Padre General de la Compañía por los mismos personajes y por el mismo tiempo (9).


Quieren matar al almendro (a los almendreros):
Todavía, no me lo creo; creo, sigue siendo una broma de mal gusto.

Entre otros árboles frutales:
Árboles como el señalado (almendrero), castañero, palmeras, tuneras..., en definitivas, todo aquello, que pudiera paliar el hambre. Pero, ¿es que se han vuelto locos?

Los llaman, especies exóticas invasoras:
Llamo invasora a las retamas (las hay de varias clases), al cardón, a la tabaiba, etc., pero llamar invasora, a la que nos da comida, me parece es cosa de pocas luces. Y lo peor, que nadie diga nada. Solo hablan dos alcaldes: el de San Mateo y el de Tejeda, pero ¿callan los de Telde, Valsequillo, San Bartolomé de Tirajana, la Aldea, Mogán...?, ¡pero si hay almendreros en toda la isla, en todos los pueblos! ¿Haremos carbón con los almendreros y castañeros?

Hay que erradicar:
O lo que es lo mismo: Desaparecer, arrancar, cortar, eliminar, destruir, acabar, terminar, finalizar, anular..., a árboles defensores de la vida, y que aportan salud, alimento, energía... Que eso hagan con los pinos, me parece de premio, ¿pero quedarnos sin almendras, castañas, tunos, dátiles...?, ¿por qué?, ¿invasión qué?, ¿cómo?...

Se cargan el paisaje:
¡Que esta es otra! Esos altares, de flores cual jardín antes de la primavera; sin el oloroso moco de los castañeros, sin la flor del tuno que se convierte en fruto, sin los racimos de las plataneras amarillos canarios..., ¡adiós estética, belleza, olores...!

También fiestas y tradiciones:
Al margen que Jeremías nos dijera Dios es como la rama del almendro en flor, ¿nos vamos a quedar sin las Fiestas de los Almendros (en Tejeda y Valsequillo)?; ¿quitaremos de la isa tirajanera lo de las almendras blancas? Es más que un despropósito; ¡es una putada!

Por supuesto, también trabajo:
Cierto, que la almendra tabaibera, casi no se cosecha, pero están ahí; y ahora que la crisis, el hambre, el paro y todo esto aprieta, era una solución para los tres y más, ¿y justo ahora el trabajo que nos dan es erradicarlos?, ¿y después qué? Pero sobretodo: ¿por qué?

También se quieren cargar el castañero:
El castañero: “La Huerta de los Castañeros”, era la finca de mi abuela materna: Eulogia Cruz Monzón, hoy Las Cuevas, en La Lechuza (San Mateo), y en lo alto de Valleseco, el “castañero amargo”, y tanto, y tantos..., ¿también cortarlos?, ¿pero hacen algún daño? ¿También los pocos que el cabildo ha plantado (uno entre cada diez mil pinos)?

¿Qué hacen los políticos tabaiberos?
Solo eso: ¿qué hacen o dicen?

El libro de los Proverbios, dice:
“... y tus graneros se colmarán de grano, tus lagares rebosarán de mosto...”
(3,1-20).

Parafraseando el Himno de Laudes:
Hoy que sé que mi vida es un desierto,                               mi isla es un desierto,
en el que nunca nacerá una flor;                          donde mandan a arrancar los almendros;
vengo a pedirte, Cristo jardinero,                          también castañeros, palmeras, tuneras...
por el desierto de mi corazón.                                        y cuanto es alimentación.

Para que nunca la amargura sea                                     y vayamos de mal a peor
en mi vida más fuerte que el amor,                         ya sin agricultura ni ganadería;
pon Señor, una fuente de alegría                                que nuestros políticos despierten
en el desierto de mi corazón.                                               y actúen con decisión.

Para que nuca ahoguen los fracasos                              que no pierdan la cabeza
mis ansias de seguir siempre tu voz,                                 tampoco la razón,
pon, Señor, una fuente de esperanza                     dales, Señor, luz y conocimiento:
en el desierto de mi corazón.                                      que no vivimos de solo el sol.

Para que nunca busque recompensa                            y no caigamos en la bajeza
al dar mi mano o al pedir perdón,                                   de solo fiesta y diversión,
pon, Señor, una fuente de amor puro                               volvamos a lo primario
en el desierto de mi corazón.                                              y sigamos la tradición.

Para que no me busque a mí cuando te busco             ya sin comida de la tierra
Y no sea egoísta mi oración,                                       vendrá de fuera y de la nación,
pon tu cuerpo, Señor, y tu palabra                             nuestros cuerpos ya sin vida
en el desierto de mi corazón. Amén.                          muertos por inanición. Amén.


Nota.-
(9).- L. LOPETEGUI: o. c., pág. 399.

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