jueves, 24 de mayo de 2012

“¡Como el cubano!” (por el Padre Báez):

Este cubano, descubrió –por un servidor- que –para mi gusto- lo mejor de los rábanos, son las hojas; que con gofio amasado, son una pura delicia..., él, es vecino de uno; vive, unas cuantas casas más debajo de la mía; pero, es muy amigo, de un vecino, que vive pegado a mi casa –un gallego (¡buen vecino!)- y lo visita con frecuencia –algunas veces, también a un servidor (¡y me trae rábanos [ahora ya no, porque se les han puesto duros], si bien menos veces...

Pues, que mi vecino –el gallego- de vez en cuando, viendo lo que hago (por ejemplo: picar las hierbas, ramas, y palos, de podas y limpieza; y otras, para sombra de la tierra, mantener la humedad, y como elementos naturales, al ser materia orgánica, que con agua, con el tiempo se pudre, y es el mejor estiércol; y así algunas otras, como ésta, que) me dice:

“¡Igual que (o como) el cubano (ya es, un señor mayor)!” Y pensando, pensando..., creo, debiera decir: “el cubano, lo hace igual que los canarios (o en este caso, igual que usted)”. Ya que, entiendo, los cubanos en Cuba, en otro tiempo, a lo suyo: la caña, la selva, el amor..., y en esto, llegan allá los canarios, y les ensañamos (enseñaron) a cultivar y a hacer lo que hacen.

Pasa, que mi vecino –a lo mejor- no sabe esta Historia: Primero fuimos nosotros, que enseñando a los cubanos, éstos siguen con lo aprendido de los nuestros. Y puede, que venidos de allá ahora, nos traigan de vuelta, lo que le llevamos, y hemos dejado de hacer (algunos seguimos en ello todavía), y que en su día le dejamos: técnica de cultivo, mañas, usos, costumbres, etc., que se han perdido aquí, por la desaparición de la agricultura (y ganadería), y ¡mira por donde!, lo podemos recuperar.

Aunque, los hay que, continúan en lo enseñado allá (como es mi propio caso). Hoy mismo, he plantado millo –y no pensando en las piñas- para cuando crezca, cortar o / y picar los toletes –los tallos del millo y ramas- y así con raíz incluida, que enriquece la tierra, y con el resto de la planta o herbácea / hortícola, mejorar la tierra, con ese abono natural, que supone al pudrirse, y convertirse, en aireador y aflojador de la tierra.

Es decir, los cubanos –seguro- aprendieron de nosotros esto; a cambio, nos enseñaron a decir “guagua”, a hacer arroz blanco a la cubana (con huevos, papas y plátanos fritos), entre otros asuntos y temas.

Así hubo –indudablemente- un enriquecimiento mutuo e intercambio de cultura y ciencia (o de saberes)..., pero...

... pero, a cada uno lo suyo, y a Dios, lo de todos.

El Padre Báez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario