jueves, 24 de mayo de 2012

Don Antonio Cubillo, en el Cine (por el Padre Báez):

Pocas veces, el cine habrá biografiado a personaje alguno, todos mediocres si los comparamos, con el hombre más grande que ha dado esta tierra. Es muy posible la propaganda en contra de nuestro “padre de la Patria”, hecha por los que le temían, haya calado y creído sus mentiras, para desprestigiar a persona tan sumamente importante y grande.

No creo haya en la actualidad un político, que le llegue ni siquiera al tobillo. Y ello en la diversidad de lenguas, incluida la de los guanches. Que en su dilatada relación diplomática, estuviera en los foros más importantes del planeta; se codeara con hombres de talla semejante a la suya, desde el Che, pasando por Jefes de Estados de medio mundo; y ello, con la sola pretensión y objetivo de alcanzar –por amor a su tierra y a sus habitantes- la tan ansiada libertad.

Pero no es suficiente lo dicho, que sin que en su vida exista un solo asesinado; que todo lo que hizo fue asustar y meter ruido, y se le atribuían bombas que colocaban otros desde el Gobierno, y hacerlas pasar por sus seguidores, y así hasta lo de los Rodeos, y viven los que no han dado cuenta de ello.

Canallescamente, se lo quisieron quitar de en medio, justo lo contrario que él hiciera con su propio asesino, al que libra de la pena de muerte, y llega al gesto más sublime de perdonar a quien lo sentó de por vida en una silla de ruedas, y le sacó las tripas, que él mismo se recogería.

Estamos ante un hombre, cuya talla es inmedible. Y cuantos vean la película, verán que mis palabras se quedan cortas, y que nuestra historia seguirá siendo historia, mientras no se incluya en el mayor y mejor de los capítulos, la vida y obra de nuestro héroe nacional, para que sea de verdad Historia.

Nunca se agradecerá tanto, este documento cineístico para los que amantes de saber la verdad, se descubran ante su solo nombre. Su talante cordial, afectivo, humorístico, sabio, profundo, sin rencor, incapaz de odiar, con capacidad de perdonar y olvidar, y dar la mano a quien dirigió la suya con cuchillo de carnicero y le asestó dos cuchilladas, dejándolo muerto –eso creyó-.

Pero, más allá de este gesto –propio de un Papa (Juan Pablo II, haría lo mismo con su asesino)- está su trayectoria, como líder indiscutible de un movimiento que por denostado y por traidores, sigue sin el seguimiento mayoritario, pues infiltrados unos, cobardes otros, lo han ido dejando, para ramificar y dividir herencia, que debiera serle fiel, sin mirar a otro lado, sino a sus huellas.

Huellas de sangre, que derrama por un ideal noble -¡el que más!- y con un recorrido, que va desde Rusia a estados Unidos, sin dejar indiferente a toda Europa y a África, preocupada Alemania, preocupadísima España y se quedó a las puertas de las Naciones Unidas, por un vil crimen de Estado, que lo quiso matar como a un perro.

Sobresale la cultura, los conocimientos, la astucia, la sagacidad, de este gran Abogado, defensor de todos nosotros, ante los atropellos de quien nos ha quitado el agua, el pan, la libertad, y nos tiene sometidos a una miserable dependencia, con mentiras y engaños..., y tanto y tanto, que seguramente, como nadie es profeta en su tierra, habrá que esperar a que muera, para alabarlo, y reconocer su valía y grandeza.

Curioso, que el fundador de ETA, rebosante de crímenes y asesinatos terroristas, envidiara a nuestro Don Antonio, porque la diferencia es, que el de la ETA, tenía gente; pero el nuestro, tenía el mundo a sus pies.

Cómo nos alentaba por Radio; cómo nos habló de nuestra condición, procedencia y raíz, cómo nos describió la situación social, política, económica..., defensor a ultranza del sector primario, y...

... ¿para qué seguir? Cuando vean la película (Monopol), este mi escrito, será pobre, pequeño, corto, incompleto, parcial, ridículo, mezquino...

El Padre Báez.

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